viernes, 12 de diciembre de 2014

Publicados en la Antología de la Sociedad de Escritores de la Pcia de Buenos Aires 2013.


                                                             EL REALITY


        Es su programa de televisión favorito. Como todas las noches a las diez , en su casa desde el sofá y a través de la pantalla, Sonia vive las emociones de vidas ajenas.
Esto hace que olvide, por un rato, su profunda y monótona soledad.
 Allí están Jorge Antonio y María Mercedes en la escena romántica a punto de besarse, en el cuarto del empapelado azul. En ese instante Jorge Antonio gira el rostro en primer plano, fija en Sonia su mirada varonil y seductora, tan real como su propio aliento. Toma entre sus manos el rostro de Sonia y la besa apasionadamente, mientras acaricia su espalda, sus pechos… Sonia siente la presión de su cuerpo contra el suyo; ¡y ese perfume tan masculino!  Sus jadeos se entremezclan como sus piernas y él la hace suya salvajemente. Ya agotada de cansancio, luego de varias horas de pasión desenfrenada, Sonia se duerme.
    Al día siguiente, al despertar, se levanta desnuda y camina hacia la ducha. El agua tibia acaricia su cuerpo, despejando la espuma del jabón, mientras recuerda los momentos de la noche anterior. Aun siente el perfume de Jorge Antonio en sus cabellos húmedos.
   Son las diez de la noche. Y Sonia está frente al  televisor esperando la cita con su galán favorito. Otra vez, él vuelve a mirarla y atraviesa la pantalla. Sonia siente palpitar su corazón con frenesí, sabe que va a amarla como las noches anteriores. Después Jorge Antonio volverá a la pantalla; pero no le importa.
Clarea la mañana y al despertarse alguien golpea la puerta de su cuarto.
 _ ¡Sonia! Te estamos esperando…
_ Cuando ella traspasa la puerta,  las luces del estudio la encandilan. Allí está Jorge Antonio, esta vez esperándola en la habitación del empapelado azul, para tomarla entre sus brazos.
   Al terminar la escena, todos se retiran. Menos Sonia, que queda atrapada en la pantalla de la tele, mientras mira el sofá vacio de su casa.


                                                                                                           ALICIA B. MUSTAFA   

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