COMPAÑERO
El sol de la mañana ya se filtraba por la
ventana. Un par de mates, unas galletas, algunas caricias o largos silencios.
Era una delicia compartir los días con Juan.
Los jueves íbamos al hospital, donde
estaba internado Pedro desde hace tiempo. Era nuestro vecino, compañero de
prolongadas charlas en el banco de la plaza. Recuerdo aquellos días dorados, en
que solíamos encontrarnos con otros amigos y disfrutar del pasto.
Juan ya casi no sale. Esta demasiado viejo y
le pesan las piernas. No quiero dejarlo solo. Dejó de ir a la plaza. Sus pies
hinchados apenas le permiten llegar, a duras penas, al mercado de la vuelta.
_Hoy haremos puchero_ me decía,
guiñándome un ojo.
¡Sabe que el caracú con carne
me encanta!
Mientras lo preparaba, yo
permanecía en la cocina. Él me contaba de su difunta esposa, de cómo los hijos
se fueron yendo en busca de mejores horizontes. Otras veces escuchábamos la
radio. Lo miraba con atención. Hace tiempo que aprendí su idioma, creo que él
lo sabe aunque no le conteste.
Suele decirme que la ventaja de hacerse
viejo es que uno se hace mas sabio. No sé. A veces la tecnología lo supera y
llama al nieto que sabe de soft pero no de la vida, como Juan. Igual no lo
escucha; es esa etapa en que creen saberlo todo. Eso es bueno, si tomara noción
de lo frágiles que somos, también arrastraría los pies como su abuelo. Viene
poco. La gente joven siempre esta ocupada, corriendo como los granos del reloj
de arena.
Ese jueves no fue como todos. Fuimos
despacio, Juan se agitaba, se detenía y yo también, para esperarlo. Siempre lo
espero. Quizás porque lo admiro, es que trato de imitarlo. Después de todo, la
vida me lo dio de compañero.
_ Espérame en la puerta_ me
dijo al llegar al hospital. Y allí me quedé, al pie de la escalera.
Hace años que lo espero. A veces me asomo
al vidrio de la gran puerta, para ver si lo veo. Pero nada. Algunos me patean,
otros me dejan comida.
No pienso dejarlo solo. Por
las noches, me acurruco debajo de un banco y recuerdo las tardes de sol, cuando
íbamos al banco de la plaza.
ALICIA B. MUSTAFA
No hay comentarios:
Publicar un comentario